Ya no tengo ningún compromiso, nada me obliga a venir, más que ese lazo sanguíneo del que a veces desearía desprenderme.
Necesito un lugar donde ser yo, dónde aprender a conocerme, dónde estar conmigo sin sentirme sola.
Pero siempre vuelvo, ya no sé a qué o por qué. Cada vez que regreso a este lugar, me siento como siempre que tuve que permanecer aquí, completamente fuera de lugar, incómoda, triste, con ganas de salir corriendo y no tener que volver nunca.