jueves, 23 de junio de 2011

No tengo tiempo.

Tenemos prisa, siempre tenemos prisa, queremos que todo sea más rápido, más eficiente, más útil; y para ayudar a nuestra prisa se nos han proporcionado una gran cantidad de productos que ayudan a acelerar todos los procesos y actividades que requerimos realizar.


Entonces todo es más accesible: un libro, una canción, un beso, un hombre, una mujer.. muchas cosas. Reducimos seres, personas, sentimientos, emociones, momentos, experiencias a objetos   que podemos descartar fácilmente.

Sentimos la urgente necesidad de hacer todo más rápido para hacer más cosas con la esperanza de acumular tiempo libre, porque no podemos tomar un descanso ahora, el tiempo hay que postergarlo.

Y como no tenemos tiempo,  ya no podemos oler un libro por que nos roba segundos de lectura,     adelantamos canciones, ignoramos prólogos,  leemos resúmenes. Ni siquiera podemos elegir un perfume que evoque recuerdos arraigados; ya los aromas están predeterminados y hasta nombres de emociones tienen; no podemos deslizar una pluma por el papel porque tardaríamos más en escribir 2562 caracteres.

Ya ni siquiera nos atrevemos a caer porque el tiempo se nos va en tratar de levantarnos. Sólo tropezamos, de repente.

¿Por qué tenemos prisa? ¿Prisa de qué? ¿De qué nos sirve hacer  más cosas en menos tiempo? El tiempo nos va a faltar siempre y no disfrutamos de esperar a que el señor del puesto de la primaria, talle el hielo para hacernos un raspado de grosella. Poder saborear el frío hielo cubierto con un dulce jarabe artificial, sentados en la banca de algún parque viejo.

viernes, 17 de junio de 2011

La vida me da risa.

Quise transcribir la conversación que tuve con un "amigui" con quien siempre me embriago. Pero mis lagunas mentales no me permiten recordarla en su completud; además mi "amigui" puede denunciarme porque no autorizó la parte de la conversación dónde él participa.

Lo que encontrará a continuación podrá parecer un diálogo; porque en realidad lo era, pero no. Tampoco es un monólogo. Son fragmentos de una conversación que me dio mucha risa.



-No mames, ¿por qué me estoy riendo?

-Pues es que me estoy riendo de todo.  

-Es que no sé, todo me da risa   

-La vida me da risa.


-Ya no me voy a reír.

-Ya no me voy a reír de la gente


-Digo que ya no me voy a reír de la gente y me da risa.

 ... 


-Me eche un pedo. Y me da risa


-¡Soy bien pedorra! Por eso nadie me quiere.

-jajajajajaja


*Tomar en cuenta que entre cada enunciado existe una risita estridente y harto fastidiosa. La mía.

Pues si, todo me da risa, no puedo tomarme las cosas demasiado en serio; lo cual molesta a sobremanera a mucha gente; pero no me importa, porque también puedo reírme de ellos. 


sábado, 11 de junio de 2011

Yo iba a llamarme Dana

Dana, como la novia de Ritchie Valens. A mí mamá le gustan "Los Lobos" y ella quería ponerme ese nombre, pero el nombre de las hijas lo decide el padre, con base en qué, no lo sé. Mi profesor de psicología decía que los papás les ponen el nombre a sus hijas de su primer amor, o algo así.

¡Menuda ridiculez! ¿Yo qué culpa tengo de que mi padre se haya enamorado de otra mujer que no es mi madre? Aunque la verdad es que ni es Dana, es Donna. Pero eso mi mamá no lo sabe.

Cómo sea, si pudiera cambiarme el nombre, no lo haría. Llevo más de 20 años con el mismo, y una persona es un nombre. Puede ser que haya dos personas que se llamen igual, pero no es lo mismo. 

A veces lo único que uno tiene es su nombre.

miércoles, 8 de junio de 2011

simplificación

No sé de retórica, pragmática, mucho menos de poesía.

Siempre quise tener un blog, pero nunca supe que escribir en la primera entrada
.


Así que decidí omitirla.