sábado, 31 de diciembre de 2011

Revisión histérica

Me acabo de percatar que éste es el último día del año y que como cada año me importa un carajo. No recuerdo que estaba pensando el año pasado, de hecho poco recuerdo, al menos de los primeros meses. Y si no recuerdo mi vida, menos lo hechos importantes que marcaron éste año.


Lo único que me gusta de estas fechas es ver como la gente hace recuentos de sus vidas, de su año, prometiéndose que va a cambiar, generando listas de propósitos que de antemano saben que no van a cumplir. Al final ni cambian y terminan peor, pero más frustrados. Y me da risa, aunque casi todo me da risa.

Me gusta burlarme de las desgracias ajenas. Y de las propias con más razón.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Buen Servicio


Desde el momento en que se abrió la puerta, una multitud de sujetos sostenía una lucha entre salir y entrar antes de escuchar el característico “tururú”.
Hora Pico. La única forma de ingresar es utilizar todas las artimañas aprendidas con la experiencia. Entre codazos y empujones, que en el lenguaje citadino sustituyen los compermisos, logró abrirse paso hacia la parte de en medio, porque sabe de antemano que desde esa zona es más fácil agarrar lugar, pero está difícil. A esa hora en que ni siquiera las leyes básicas de la física aplican, porque  no hay que asirse de algún lado;  la cantidad de gente da un soporte suficiente como para no caer si hay un enfrenón.
Es difícil identificarse a sí mismo entre la muchedumbre. Millones de almas transportándose diariamente.  En ocasiones le daban ganas de perderse en serio, de permanecer como en la multitud, siempre anónimo.  Pero eso no es posible.
Son 13 estaciones antes de llegar a su destino.  Inmersa en una orquesta de manos, piernas, brazos, torsos… olores mezclados con el sofocante calor humano y la cercanía que amenaza la existencia.
Exclamo para sí,  su única creencia: "¡Si el infierno existe, no puede ser peor que ésto!"
A veces se compadecía de los novatos, de los visitantes que tenían que esperar más de dos trenes para poder abordar, sobre todo porque le recordaban a la época en la que ella acababa de llegar al D.F. De repente se percata de que alguien va a bajar, se prepara para la maniobra, y se sienta. Se enorgullece de ese tipo de actos, pues casi siempre se va sentada. Si no le es ofrecido un lugar por algún galante caballero, percibe con anterioridad el lugar que se va a desocupar y se fija como objetivo único ocuparlo con su frondoso trasero, sin importarle ancianos, discapacitados y mucho menos embarazadas o mujeres con hijos, ya que detesta los niños.
Rápidamente saca de su bolso un arsenal de belleza, tiene que estar lista lo más pronto posible pues sólo le quedan 10 estaciones. Afortunadamente ya es toda una experta: Se unta rápidamente un maquillaje en polvo casi dos tonos más claros que el color de su piel, enchinado de pestañas con cucharita, seguido de de varias capas de  rímel barato, y en los labios un lápiz labial rojo carmesí muy usado; cuyo instrumento de aplicación es su dedo. No sabe si aplicarse sombras, o más bien cómo, pues las de su estuche favorito ya están demasiado gastadas, y las otras que trae no combinan con su vestuario. Opta por omitirlas.
No es necesario mirar los letreros de cada estación, ni contar las estaciones que le quedan. Sabe que está a punto de llegar cuando la gente se conglomera en la puerta. Es hora de ponerse de pie y acercarse a la salida. Estación Revolución, su lugar de trabajo.  En masa, la gente la ignora, a pesar del estridente color rosa de su blusa, y su falda casi inexistente.
Con un gesto de mano saluda a su amiga Melanie, a la Sharon. Se acomoda en “su lugar”, al lado del local de revistas atrasadas. Sabe que del otro lado está la Sally, un travesti que casi siempre le roba los buenos clientes. Pero no le importa, lo único que le interesa en ese momento es, que el siguiente que la contrate, tenga dinero suficiente para pagar un taxi y no tenga que soportar de nuevo un viaje en metro.

domingo, 31 de julio de 2011

Los Beatles se equivocan.

No todo lo que necesitas es amor...de hecho creo que éste es lo menos importante.

Hay una serie de factores que las mujeres consideran para elegir una pareja "formal"; y a diferencia de lo que muchos puedan creer entre los principales no se encuentra el amor, al contrario, suele dejarse para el final.

Obviamente una mujer piensa en; bueno, en realidad no sé en que piensan, pero desean.

Lo principal es que el sujeto en cuestión tenga:

  • Empleo; hay que recordar que la mujer es una especie de inversión.
  • Automóvil; movilidad y por supuesto que los hace ver más guapos.
  • Ropa; que se vista adecuadamente para cada ocasión.
  • Caballeroso; esto es importante, no importa cuan dependientes quiera parecer, una mujer adora la caballerosidad.
  • Físico; el tamaño sí importa, en serio. 
  • Amor; o sea, ya al final el requisito es -ah, y que me quiera-
No está basado en algún estudio, sólo son cosas que escucho de amigas, conocidas y desconocidas. No trato de evidenciar a nadie, ni quiero decir que todas las mujeres piensen igual; sólo me parece un tanto curioso que el orden sea así.

Los matrimonios arreglados funcionaban, justo por que estaban hechos a conveniencia de las personas y así lograr subsistir. Los cuales no difieren mucho de los matrimonios actuales.

Uno siempre cree que cuando quieres estar con alguien lo único que se necesita es amor, y listo. Pero no es cierto, he visto muchas parejas que se aman, pero que no pueden estar juntas por miles de razones, una de las principales es el factor económico. Podrán decir que el amor es el motor del mundo y que alimenta el alma y un montón de cosas, pero el amor no compra unas entradas al cine, no te compra ropa o zapatos. El amor no es comestible, ni paga el alquiler de un apartamento. Tal vez algunos mueran por amor, pero definitivamente no se puede vivir de amor.


jueves, 28 de julio de 2011

Tiempo inexistente.

No tengo tiempo para preocuparme por lo que no existe. 
Escucho la angustia en voz de mis amigos cuando hablan sobre todo aquello que hacen ahora, para garantizar lo que harán en 5 años. Hablan de estabilidad económica, emocional. Establecerse en una casa, en un trabajo, con una persona. Y yo ni siquiera sé que voy a hacer mañana.

No creo en el futuro; no porque sea una persona pesimista, o porque sea de los que creen que hay que vivir todos los días como si fuera el último. Simplemente considero que de lo único que se puede tener certeza es del presente, del tiempo en el que estamos viviendo. 

Desde pequeños se nos educa para vivir en el futuro, y toda la vida nos la pasamos haciendo planes que nunca llevamos a cabo. Vivimos en el futuro, en lo que haremos mañana, la siguiente semana, en un mes en un año. Tratamos de consolarnos con el hecho de que en un futuro sí podremos hacer todo aquello que no podemos hacer ahora. No podemos hacerlo porque estamos preparándolo, para que después sea mejor.

Sí hago planes, pero sólo si son inmediatos. Yo de niña quería ser astronauta, en la pubertad abogada, en la adolescencia socióloga, luego antropóloga y filósofa. Terminé estudiando Ciencias de la Comunicación y me encanta. La mayoría de las decisiones que tomo son inmediatas.

No juzgo a quien quiera asegurar su futuro. Pero a mí no me engañan

                                     EL FUTURO NO EXISTE.

jueves, 21 de julio de 2011

Jamás seré comunista... y anarquista menos.


Hasta hace un tiempo trabajaba en la tienda de mis tíos sólo los domingos; no es que necesitara el dinero, pero prefería trabajar que pasar los domingos aburrida en casa. El trabajo era sencillo sólo tenia que cobrar, despachar algunos productos de salchichonería, mantener todo en orden, lidiar con personas... fue allí dónde conocí a quién denominaré como "El punk" y desde la primera vez que lo ví me gustó. Recuerdo muy bien que llevaba puesto ése día: pantalón negro, camiseta de un grupo punk que descoznoco, chaleco negro con el cuello estampado de leopardo, cargaba una guitarra rosa e iba con unos amigos que eran como "darks". Todos iban borrachos a comprar cervezas. 

Después me enteré por mi tío que iban regularmente, así que cada domingo esperaba a que fuera a la tienda. Y sí iba con su amigo, aunque al principió ni siquiera volteaba a verme; hasta que cierta vez él y su amigo trataron de venderme el póster de una película, que se habían robado de un parabús, para poder comprar más cerveza; pero yo ni tenia dinero, ni quería comprar el póster. Fue así como empezaron a hablarme; aunque creo que yo le gustaba a su amigo porque a veces iba a buscarme. "El Punk" tenía novia, claro que el hecho de que un chico tenga novia nunca ha sido impedimento para mí.

Un día llegó a ofrecerme no sé que producto que vendía en los camiones porque no le alcanzaba para comprar una cerveza, así que accedí y a cambio me regaló un disco de una banda dónde él tocaba la guitarra y su hermano el bajo, una banda por supuesto muy punk.

En fin, no sé como fue que un día acordamos "salir". Ibamos a ir a beber a C.U, pero ya no fuimos porque estaba lloviendo y preferimos quedarnos en el lugar dónde yo rentaba. Y sí nos embrigamos y tuvimos sexo salvaje; muy buen sexo por cierto, (voy a omitir detalles porque ésto no es un relato erótico). Ese día incluso tuve que pedirle a mi roomate que llegara más tarde de lo habitual.

Recuerdo que me ponía música muy punk y cantaba con su voz aguardientosa, puso un par de canciones para mí, nos terminamos el alcohol y luego llegó mi roomate. Lo invité a cenar. Mi amiga y yo decidimos hacer sopa de sobre, instantanea claro; no me iba a poner cocinar en serio para él. La sopa era de las princesas de Disney y de repente ella y yo nos pusimos a conversar sobre las fuguras que traía la sopa. Cabe destacar que él era tan punk que ni siquiera bebía refresco porque no quería ser oprimido por el sistema capitalista, o algo así.

Teníamos una parrila electrica que justo en ese momento se descompuso y no supimos que hacer, claro que él siendo todo un hombre, nos dijo que no nos preocuparamos, que iba a arreglarla. Mientras la arreglaba nos hizo una pregunta que me pareció de lo más extraña - ¿Qué, nunca han estado en la sierra? - a lo que mi amiga respondió -No, es que somos chicas de ciudad-. Su pregunta no tenía lógica, era una parrilla electrica, no sé si en la sierra tengan luz. Mi amiga tenía razón, soy una chica citadina.

Mientras comíamos, él nos platicaba sobre su banda, la lucha anti-capitalista y el consumismo y blah, blah, blah. A mí si me gusta la música punk, pero no comparto la ideología, no estamos en los 70's.

Terminamos de comer y me dio frío así que se me ocurrió ponerme unas calcetas, calcetas rosas con estampado de Hello Kitty, no voy a olvidar su cara cuando me vió ponerme las calcetas, mientras mi amiga halagaba el lindo estampado.

Obviamente no sé quedó a dormir, incluso llegué a creer que después de tanto capitalismo voraz y consumismo de productos dirigidos a fomentar un rol social establecido para la mujer, no volvería a verlo jamás. 

Posteriormente salimos algunas veces. Me regaló una pulsera que él había hecho, la cuál me pusó ajustandola con los dientes, bebíamos el alcohol más barato, nos embriagabamos con traileros, cogimos en el baño de una pulkata, quería que me hiciera rastas y que su hermano me hiciera un tatuaje igual al suyo, me corrieron de mi trabajo por regalarle cervezas y beberlas con él,  quería llevarme a conocer a su abuela, teníamos sexo excelente...  pero no funcionó, él seguía con su novia y yo no me imaginaba en una relación con él.

No sé si sólo a mí me parece divertido, pero siempre que lo cuento no puedo evitar reírme. Será que recuerdo la forma en que hablaba al dar su discurso; (con su voz aguardientosa), sobre el capitalismo aunque admitió nunca haber leído a Marx, o cuando hablaba sobre su intento de ser vegetariano y descubrió que le gustaba mucho la carne, o que su única pasión en la vida y su máximo orgullo era su banda de punk.

Inevitablemente me siento atraída por ésta clase de chicos: tatuados, con perforaciones, vagos, delincuentes, hindúes, alcoholicos, drogadictos y hasta ex-presidiarios, por alguna extraña y estúpida razón termino involucrandome con éste tipo de hombres. He considerado incluso cambiar mis gustos. ¡Debería darme vergüenza!. Pero pues no.

sábado, 2 de julio de 2011

Cucarachas

¿Sabes como llegan las cucarachas a una casa?

No, nadie sabe. Simplemente un día te das cuenta de que están ahí, y que tu ineptitud para limpiar tu estancia es la que las hace permanecer en ese lugar por largo tiempo, reproduciéndose. 

Soy de las que creen que limpiando su cuarto, limpiarán su vida, que con esa simple acción, en una noche,  terminará por alejar a las cucarachas; y no es cierto, una vez que dejas que entren ahí se quedan, no se van a ir nunca, puedes pisar algunas, envenenar muchas otras, pero siguen, permanecen a la espera. Esperan que te descuides, que apagues la luz, que estés vulnerable para aparecer de nuevo, para recordarte toda la suciedad que has acumulado en tu vida, para recordarte que toda esa basura que tu llamas “recuerdos” no sirven para nada. Un cumulo de inutilidad infestado por uno de los más detestables insectos.

Así es como mi vida terminó llena de cucarachas. 
Así fue como no terminé de fumarme un cigarro, que no lo dejé consumirse por completo. Así descubrí que también tengo esa inhabilidad para no concluir lo que he empezado, y en mi desesperación por que terminé de emanar humo le aventé un escupitajo encima, y después boté las cenizas en casa del vecino.

Hoy me deshice de un par de botas que nunca usé, y que no sé porque insistí en guardar, no podía usarlas, eran demasiado pequeñas, pero me gustaban, me gustaba saber que estaban ahí, aunque supiera que no podría cortarme un dedo del pie porque perdería el equilibrio y no podría caminar con ellas, ahora sólo me falta deshacerme del 99.99% de cosas inútiles que creo poseer.

Las cucarachas me dan miedo, pueden meterse en cualquier rincón, están por todas partes sin que puedas mirarlas, sin que te des cuenta que están ahí. Y son horribles, enormes, asquerosas, rastreras, se escabullen con facilidad. Y te muestran que algo tan pequeño, puede asustarte. Pero no son un algo, son muchas, demasiadas, jamás puedes erradicarlas, pero sí fomentar su aparición.

Yo aprendí a matar hormigas en Roma, pero aquí no estamos en Roma y a las hormigas no les interesa meterse a mi cuarto, no hay nada útil en él; pero a las cucarachas les encantan las cosas inútiles, por eso estoy infestada de ellas, por eso duermen conmigo, me demuestran todo lo inútil que soy:  Inútil para limpiar mi cuarto,  para tocar la guitarra, para leer, para usar zapatos bonitos, para ordenar mi vida. 

Quisiera ser las cucarachas y no la basura.


Que bonitas metáforas nos pone la pinche vida enfrente, y yo insisto en odiar las metáforas.



jueves, 23 de junio de 2011

No tengo tiempo.

Tenemos prisa, siempre tenemos prisa, queremos que todo sea más rápido, más eficiente, más útil; y para ayudar a nuestra prisa se nos han proporcionado una gran cantidad de productos que ayudan a acelerar todos los procesos y actividades que requerimos realizar.


Entonces todo es más accesible: un libro, una canción, un beso, un hombre, una mujer.. muchas cosas. Reducimos seres, personas, sentimientos, emociones, momentos, experiencias a objetos   que podemos descartar fácilmente.

Sentimos la urgente necesidad de hacer todo más rápido para hacer más cosas con la esperanza de acumular tiempo libre, porque no podemos tomar un descanso ahora, el tiempo hay que postergarlo.

Y como no tenemos tiempo,  ya no podemos oler un libro por que nos roba segundos de lectura,     adelantamos canciones, ignoramos prólogos,  leemos resúmenes. Ni siquiera podemos elegir un perfume que evoque recuerdos arraigados; ya los aromas están predeterminados y hasta nombres de emociones tienen; no podemos deslizar una pluma por el papel porque tardaríamos más en escribir 2562 caracteres.

Ya ni siquiera nos atrevemos a caer porque el tiempo se nos va en tratar de levantarnos. Sólo tropezamos, de repente.

¿Por qué tenemos prisa? ¿Prisa de qué? ¿De qué nos sirve hacer  más cosas en menos tiempo? El tiempo nos va a faltar siempre y no disfrutamos de esperar a que el señor del puesto de la primaria, talle el hielo para hacernos un raspado de grosella. Poder saborear el frío hielo cubierto con un dulce jarabe artificial, sentados en la banca de algún parque viejo.

viernes, 17 de junio de 2011

La vida me da risa.

Quise transcribir la conversación que tuve con un "amigui" con quien siempre me embriago. Pero mis lagunas mentales no me permiten recordarla en su completud; además mi "amigui" puede denunciarme porque no autorizó la parte de la conversación dónde él participa.

Lo que encontrará a continuación podrá parecer un diálogo; porque en realidad lo era, pero no. Tampoco es un monólogo. Son fragmentos de una conversación que me dio mucha risa.



-No mames, ¿por qué me estoy riendo?

-Pues es que me estoy riendo de todo.  

-Es que no sé, todo me da risa   

-La vida me da risa.


-Ya no me voy a reír.

-Ya no me voy a reír de la gente


-Digo que ya no me voy a reír de la gente y me da risa.

 ... 


-Me eche un pedo. Y me da risa


-¡Soy bien pedorra! Por eso nadie me quiere.

-jajajajajaja


*Tomar en cuenta que entre cada enunciado existe una risita estridente y harto fastidiosa. La mía.

Pues si, todo me da risa, no puedo tomarme las cosas demasiado en serio; lo cual molesta a sobremanera a mucha gente; pero no me importa, porque también puedo reírme de ellos. 


sábado, 11 de junio de 2011

Yo iba a llamarme Dana

Dana, como la novia de Ritchie Valens. A mí mamá le gustan "Los Lobos" y ella quería ponerme ese nombre, pero el nombre de las hijas lo decide el padre, con base en qué, no lo sé. Mi profesor de psicología decía que los papás les ponen el nombre a sus hijas de su primer amor, o algo así.

¡Menuda ridiculez! ¿Yo qué culpa tengo de que mi padre se haya enamorado de otra mujer que no es mi madre? Aunque la verdad es que ni es Dana, es Donna. Pero eso mi mamá no lo sabe.

Cómo sea, si pudiera cambiarme el nombre, no lo haría. Llevo más de 20 años con el mismo, y una persona es un nombre. Puede ser que haya dos personas que se llamen igual, pero no es lo mismo. 

A veces lo único que uno tiene es su nombre.

miércoles, 8 de junio de 2011

simplificación

No sé de retórica, pragmática, mucho menos de poesía.

Siempre quise tener un blog, pero nunca supe que escribir en la primera entrada
.


Así que decidí omitirla.