lunes, 3 de diciembre de 2012

Quiero regresar a la escuela

No es cierto eso de que los cambios son paulatinos, uno se transforma de golpe, se pudre de un día para otro, como una manzana a la que ya le han dado una mordida, al menos así fue en mi caso.

Hace un par de meses estaba en la universidad, deseosa de aprehender hasta lo que no me interesaba, paseando por las aulas de materias desconocidas... De repente ¡BUM! Más de 12 horas encerrada en un cubículo, sin saber nada del mundo.

Llega lo peor, la rutina. Pasas todos los días frente a la misma señora que grita lastimeramente: "Alegrías, lleve sus alegrías", pura pinche ironía. No falta el tipo que te quiere ver las tetas y como hace frío, aguantar las nauseas al escuchar como al menos un sujeto aspira flemas y mocos porque tiene gripe. Al menos a esa hora ya no apesta tanto.

Lo único que quiero es dejar desconectar mi cerebro, ansío llegar a casa a dormir para poder despertar temprano al otro día. No pienso si quiera en ver la tele, de leer ya mejor ni hablamos. Hace mucho que no leo. 

En este justo momento soy incapaz de ejercer una opinión coherente con respecto a la situación, no porque la desconozca,sino que ha dejado de parecerme trascendente. Me convertí en lo que más detesto, así sin escalas, sin darme cuenta. Me doy asco. 

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