Aunque a bien yo nunca lo he sabido. Creo que perdí la
personalidad cuando la guardé en el bolsillo izquierdo de mis viejos pantalones.
O quizá se fue por el inodoro.
Detesto estar siempre en conflicto. Me aferro al pasado como si pudiera volverlo presente, pero
es como esa camiseta rota que te gusta mucho, pero jamás usas y sólo estorba en
el clóset. Es hora de hacer limpieza.
No sé quien soy ahora, pero tampoco quiero averiguarlo.
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